
Una noche Barcelona sufrió un apagón. Me pilló en el trabajo, así que tuve que volver a casa andando, unos 4 kilómetros. No es mucho, aunque en una ciudad a oscuras fue un desafío. La oscuridad sembró el caos, el caos dio paso a la violencia y en mitad de esto tuve que encontrar el camino a casa, a ciegas.
Entonces me desperté. Necesité crear lo opuesto. Luz, color y un poco de fantasía, total había sido un sueño. Y esto es Dreamland, un paseo.